lunes, 16 de agosto de 2010
INTIMIDAD
Entonces
un derrame de perlas
pintó de nácar mi espalda
mil tentáculos voraces
devastaron
las ideas
giró mi boca
por multiplicar sabores
y humedades
atizaron leños mis caderas
y cuando su aliento
nubló mis pezones
y su rigor
me desarticuló
las piernas
liberé mis ojos
(anclas de vigilias
y de sueños)
para que gozaran
gimiendo en la
ceguera.
ALICIA PERRIG
De su libro PECADO ORIGINAL
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Tan transparente cómo la mirada de sus ojos, la poesía de Alicia siempre despierta sentimientos y admiración.
ResponderEliminarAbrazo, me encantó.
Mercedes Sáenz
Excelente y cuidado poema. Da gusto que alguien pueda lograr algo así. Te saluda,
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