sábado, 3 de julio de 2010
Han de darme cicuta antes de la mañana.
Entre la impudicia del fango
arrastro ángeles negros;
los convoco desde pensamientos y olivares.
Alguien abre las fauces púrpuras
frente a los guardias ceremoniosos;
en el poniente,
algún cuervo borracho
delata la presencia del testamento.
No hay joyas ni zanjas;
apenas un rebote caoba
oxigena la cena
y un Cristo abrumador
me ofrece
una pluma para mis remordimientos.
La mesa está servida;
el hogar quema pedrerías y cálculos;
los discípulos del fuego se confabulan
ante la inminente marioneta
que nacerá de mí.
Ya soltaré a mis ángeles;
al fin y al cabo,
no he sabido esquivar a los brujos
y un puñado de planetas descontrolados
ha firmado el veredicto.
TERESA PALAZZO CONTI
Extraído del Foro PAZIFLAC
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