domingo, 31 de mayo de 2009


Escucha, hermano

Escucha hermano; escucha.
Escuchad todos. Oíd.
¿Oís?
El ruido de las armas impide oír bien,
lo sé, mas... prestando atención, comprobaréis
que por encima de las balas
se puede escuchar la palabra.

Y se puede escuchar, hermanos,
porque la voz humana es diferente de los demás sonidos.
Puede hacerse escuchar sobre el fragor de la lucha
y prevalecer sobre la injusticia sin necesidad de gritar.

El sonido más leve; un murmullo,
el más tenue susurro
expresado casi en el silencio desde la entraña que sufre,
podría silenciar ejércitos y conciencias
cuando dice la verdad.

En las guerras,
cada niño que muere es un país que naufraga;
toda voz acallada por la fuerza
un execrable crimen contra la Humanidad.

Antonio García Vargas






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1 comentario:

  1. Recuerdo a alguien diciendo que aún un susurro en la guerra es más fuerte que el estampido de cualquier arma. Muy buen poema. Cordialmente, Mercedes Sáenz

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