miércoles, 1 de junio de 2011


LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD


Intentando encontrar una explicación a la violencia, y a la carencia de paz entre los hombres, surgió una posible explicación.

¿Será la paz para los hombres de buena voluntad?
Menuda cuestión, pero en primer lugar habría que definir “buena voluntad”.
La voluntad es una de las capacidades del espíritu humano, junto con la razón y el sentimiento.

Mueve a hacer o no hacer una cosa, por lo tanto determina una elección.
Esa elección lleva consigo la cuestión de la libertad, del libre albedrío y de la responsabilidad, de la valoración de las acciones y de la evaluación de la conducta del hombre.

¿Pero que hace la voluntad? Forma y constituye la acción de los hombres, quienes con su potencia volitiva admiten o rechazan una cosa.

La voluntad tiene intencionalidad, hay un consentir, un asentir y una aquiescencia. Podemos y hacemos.

Desde lo psicológico, como fenómeno psíquico es una forma de actividad que se experimente La descripción de la voluntad nos permite conocer su origen, sus grados y sus formas , también los actos psíquicos vinculados con ella, que son numerosos.
Podemos señalar que en una voluntad hay una mayor o menor conciencia, una mayor o menor intensidad y una mayor o menor profundidad.

Está vinculada con la vida orgánica a través de los fenómenos de la misma, que obran como actos voluntarios, en especial los actos motores.

Entendida como impulso, señala la tendencia, sin finalidad establecida.
Pero alguno de estos impulsos, son instintos, impulsos que experimentaron procesos de mecanización sin pasar por la conciencia, fijándose en la conducta individual y social.

Si al impulso se le agrega la conciencia del fin, aparece la tendencia o inclinación con diversos grados, de acuerdo al conocimiento que se tenga de la finalidad.

La plena conciencia es la voluntad propiamente dicha, fenómenos psíquico en que tiene lugar una previa representación, aprehensión de un pensamiento al que sigue una acción de acuerdo con el fin propuesto.

Existe concurrencia de numerosos fenómenos psíquicos, destacándose el intelectual.
Es por eso que algunas escuelas intentaron catalogarlo de acuerdo al menor o mayor elementos intelectual, lo que daba una mayor o menor responsabilidad, cuanto más intelectualidad, mayor conciencia y mayor responsabilidad. Es la conciencia plena de lo representado.

Todo ese proceso comprende aprehensión, valoración, deliberación, resolución y ejecución, entrelazados con motivos de la voluntad.

Existen algunos impulsos que han sufrido procesos de mecanización y que parecen instintivos, pero que llamaremos condicionantes.

Porque ellos obran negativamente, están incorporados al individuo como una forma dañina o perjudicial par si o para los demás.

El impulso de sufrir y la voluntad que pone en acto ese deseo, es un claro ejemplo.
El impulso de apoderarse de lo ajeno, la voluntad de apropiarse lo que no es propio, también.

Y allí diferenciamos la buena voluntad de la mala voluntad.
La buena como identidad con lo natural, lo ordenado, lo equilibrado.

Como decía Platón en La República, es moral lo que está equilibrado.
Kant es quien señala la buena voluntad, con una connotación especial, en dos citas de la Fundamentación de la metafísica de las costumbres.

“Ni en el mundo ni, en general fuera del mundo, es posible pensar nada que pueda considerarse como bueno sin restricción, a no ser tan solo de una buena voluntad”.
Cual sería el mundo si la inmensa mayoría de sus habitantes fueran hombres de buena voluntad.

ELIAS GALATI - IFLAC

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